Es la mañana del domingo, nos hemos puesto de acuerdo con Gustavo en hacer un vuelo hasta Chascomús, pasando, en el camino, por el famoso puente de hierro que ha quedado en desuso. Esto es lo que yo quiero hacer, viajar a otros lugares, recorrer otros aeródromos.
Chequeos de ambas naves, el DP de Gustavo, que se llama Airgus y mi Caleu. Combustible al máximo. Matecocido, y a volar.
El guía es Gustavo, que tiene el GPS y además ya conoce el camino, yo vuelo a su derecha y un poco atrás. Pasamos al costado de Oliden, hasta aquí, territorio conocido. Adelante tengo un arroyo, que nace en unos bañados, el arroyo serpentea y yo recuerdo: he jugado contigo en otra oportunidad. Al costado del arroyo aparece un montecito con una playita hermosa, perdida, sin visitas. Allá adelante, el puente de hierro. Perdemos altura, volamos alrededor, hay una familia pescando que nos saluda. Ahora el suelo nos llama, acudiendo a su llamado aterrizamos, bajamos y caminamos hacia el puente.
-Buen día. –Saludo.
-¿hace frío allá arriba? –pregunta el pescador.
-Jaja, si un poco.
-¿Ustedes vinieron en esas cosas? – pregunta otro que acaba de llegar.
Caminamos por el puente, sacamos unas fotitos y seguimos viaje. Mientras regresamos con Airgus y Caleu, despejamos nuestra pista improvisada, de toda la bosta de vaca seca que entorpecería nuestro despegue, y comenzamos a reírnos: ¿Qué pensará esta gente que ve dos tipos que llegan volando en ´´estas cosas`` y ahora están agarrando bosta de vaca con sus manos?
Encendemos motores y despegamos. Ahora arriba ya está más movidito, un poco de viento y muchas térmicas que molestan. Llevamos cinco minutos de vuelo y una turbulencia un tanto más fuerte me sacude, el motor comienza a fallar, Caleu empieza a perder altura, esto es una emergencia, no hay miedo ni desesperación, con toda tranquilidad elijo donde aterrizar, tantas veces practicamos esto con mi Sensei aeronáutico, seguramente se salió un cable de bujía. Me hago una promesa: el próximo vuelo va a ser con seguros en los capuchones de las bujías. Toco el suelo, impecable. Gustavo me ve, se da cuenta que algo pasa, pega la vuelta y aterriza al lado. El cable colgando, lo conecto, pruebo y funciona bárbaro. Así que arriba otra vez y hacia la laguna de Chascomus.
Ya estamos cerquita, abajo está la Autopista 2, bastante transitada, más adelante se ve la Laguna de Chascomús y a su izquierda otra laguna, que yo no conocía, porque siempre que vine a aquí lo hice en auto y no la había visto nunca. Entre las dos lagunas se ve la pista del Aeródromo Raúl Alfonsín. Nos acercamos al circuito estudiando el cielo detenidamente, pues aquí hacen paracaidismo. Veo a Gustavo aterrizar y ahora es Caleu quien apoya sus ruedas en el suelo, que suavidad aterrizar en pista de asfalto, sin embargo la pista de césped, tiene un sabor especial, que no lo cambio.
Saludos, café, fotos y puesta en marcha para el regreso, la vuelta fue directa, mas rápido por el viento de cola, pero muy movido, turbulencias incómodas, que de alguna manera condimentaban esta travesía.
Ya en Poblet, bajamos de Caleu y Airgus:
-¡Que travesía loco! –me dice Gustavo
-Mi primer travesía, ¡y fue fantástica! –respondo.
Y un abrazo de pilotos cierra esta aventura.
Felicitaciones!!! supongo que debe haber sido maravilloso para alguien que ama tánto el silencio de lo alto La turbulencia debe ser fulera pero hasta que te acostumbres
ResponderEliminarMe alegra mucho que estés podiendo realizar algo que , seguramente , le debe aportar mucho a tu espíritu
Lo que pienso es en Mariana. Espero que no sufra mucho esperándote
un beso
Gracias Adela, la flaca es de fierro y me banca, igual no le gusta ir a verme volar y ni loca se sube a un ultra. Un abrazo.
ResponderEliminarQue buen relato! Seguramente habrá fotos que mostrar...
ResponderEliminarLucas
Gracias Lucas, hay fotos, solo que yo no llevé mi cámara, las estoy esperando, en cuanto las reciba las agrego aquí mismo. Un abrazo.
ResponderEliminarmuy bueno tu vuelo hijo me alegro lo disfrutes tanto creo que me encantaria hacer lo mismo pero mis dolencias y los pocos añitos que tengo no me lo permitirian pero si puedo hacer mi vuelo de bautismo que lo ,estoy esperando besos
ResponderEliminarGracias viejita, el bautismo lo hacemos en el transcurso del mes.
ResponderEliminarfelicitaciones...para eso tipo de esperiencias se hicieron los ultra no hay nada mejor que expirementar uno mismo la delicia de volar cielos abiertos y con el sason,el condimento que le ponen las termicas y siertos vientos en los vuelos. abrazos. juan carlos ospina. club aerosport colombia.
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Carlos, te agradezco el comentario y me parece genial como lo decís vos: ``la delicia de volar´´
ResponderEliminarSaludos a los pilotos colombianos.
Hola Pablo, me llama la atención cuando dices "Muchas térmicas que molestan", cómo es la vida! Otros agradecemos cuando las encontramos!
ResponderEliminarQue lindo relato, está claro que el mundo desde el cielo se ve, se siente, se saborea y se huele diferente! Que afortunados somos al tener la oportunidad de vivir el vuelo... Un abrazo,
Manuela Jaramillo (Colombia)
Ja, sin dudas es así. Eso me recuerda a mi hermano que me dice que estoy loco por subirme y volar en los ultras, y que encima gasto dinero en eso que me puede matar, y para mí obviamente es algo muy diferente. Yo pienso aveces: ¿como algo tan maravilloso puede ser interpretado de esa forma?
ResponderEliminarComparto el sentirme afortunado por permitirnos hacer lo que nos gusta hacer. Gracias por tu comentario. Un abrazo grande y saludos a los amigos colombianos.