Veo de valor diferenciar responsable de culpable, ya que es frecuente esta confusión,
sobre todo cuando algo no sale como esperábamos. Al decirme culpable de algo me
estoy poniendo en un lugar de sufrimiento, me estoy juzgando de una manera que
limita mis posibilidades, estoy cediendo poder, cuando me digo culpable, de
nuevo, nada cambia. Por el contrario cuando me digo responsable es diferente,
pues ante las mismas circunstancias anteriores me digo: ¿ok, como respondo a
esto? ¿cuál va a ser mi respuesta?
Puede que suceda que, en determinada
situación, sienta que no tenga disponible alguna respuesta. ¿Qué pasa entonces?
¿Qué hago ahora? Pues bien, ser responsable no quiere decir tener todas las
respuestas a todo lo que pueda pasar, pero si no suelto mi responsabilidad ya
aparece una nueva respuesta que puede ser pedir ayuda, pedir asistencia, y
utilizar este espacio para generar reflexión y aprendizaje, ya que por suerte
no somos fijos, rígidos e inamovibles.
Entonces sucede que tomando
responsabilidades genero más oportunidades de aprendizaje, estos nuevos
aprendizajes que ahora incorporo (hago cuerpo) no son otra cosa que desarrollo
personal, por lo tanto resulto transformado en una persona más poderosa (de
poder hacer, capacidad de acción).
En fin, interpreto que la palabra
responsable me da poder de acción y elección.
¿Y para nuestro vivir? ¿Desde qué
lugar actuamos? ¿Somos los pilotos de nuestra vida? ¿Nos hacemos cargo de vivir
como queremos vivir?
Entonces, cuando digo que estoy
siendo el piloto de mi vida, quiere decir que elijo hacerme responsable, ser el
diseñador y constructor de ella, ser partícipe, disfrutando en el ahora y así
ir construyendo mi futuro.
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