Adiós tía querida, hoy emprendiste este vuelo definitivo, este vuelo que te transporta a otro lugar, hoy te liberaste del sufrimiento, lo necesitabas desesperadamente, ahora podés moverte libremente. Te veo en este momento, estas sonriente, esa carita que transmite amor, ternura, paz, alegría. Ojos llenos de felicidad. No puedo imaginarte de otra manera, no te conozco de otra manera.
El cielo sonríe al recibirte, al verte volar danzando en el aire, jugando y disfrutando de tu libertad. Paseas un rato haciendo vuelos rasantes, nos observas a todos, querés que estemos bien, y estamos bien, más allá de esta tristeza por tu partida, pensamos en la tía Chicha y en nuestras caras se dibuja una sonrisa.
Tía, quiero que te lleves contigo este enorme agradecimiento, por los momentos compartidos, por estar disponible para conversar, por ser generosa, por ser amable, por las oportunidades en que me has limpiado las gafas para que pueda ver mejor el camino, por alentarme en esas cosas que quiero ser y a veces no me animo, por tus postres, en definitiva, por ser como fuiste.
Esto ya lo dije una vez, fue a un amigo, y quiero decírtelo a vos tía: el cielo, con vos allá arriba, sin dudas va a ser un lugar mejor.
Te quiero, un abrazo del alma, buenos vuelos y cielos azules.